Al comenzar a practicar atención plena y Mindfulness, (y más aún si no es un terreno conocido con anterioridad), es muy normal y esperable tener la impresión de no estar haciendo bien la práctica, la sensación de “no sentir”, creer que algo anda mal en uno mismo y sumergirse en aguas donde resulta imposible nadar.
En esta fase, invitamos a que entre al escenario, elementos como la paciencia, el coraje, la aceptación, el humor, la humanidad compartida (¡a todos nos ocurre!), y la amabilidad, entre otras.
La amabilidad, “el toque de amabilidad” comienza a ser muy relevante.
Gracias Vero por compartir tu experiencia presente y por nutrir estos primeros pasos del camino.
Hoy no compartí mi experiencia de las practicas, pero quiero comentarles que las practicas me han sido complejas, no por espacio o tiempo, pero me cuesta mantenerme quieta, me pica algún lugar del cuerpo, escucho al vecino, cualquier cosa me quita la atención, y en la primera practica del día de hoy, de conexión corporal, me fue imposible mantenerme de pie, y al dar las instrucciones del enraizarse, me cuesta mucho, mis raíces no crecen, no pasan la tierra, es algo que me ha pasado siempre, de verdad.
Siento que estas prácticas serán un desafío.
En el segundo ejercicio, de ampliar la mente como el cielo, sentí una sensación de querer quedarme ahí encerrada sin ampliarme. Aunque me fuerzo, y sé que no esta bien forzar las cosas, pero espero ir mejorando.
Gracias por el espacio y que tengan buena semana.
Vero M.
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